El Pincel agradable de José Carlos Gracia
José Peraza y E. Domínguez
En la mañana del pasado miércoles día 15 de febrero, casi repentinamente y después de habernos invitados por el artista a visitar su taller de trabajo, nos fuimos a su domicilio. Allí encontramos en plena tarea artística a este “portuense” de adopción, quien tan gentilmente nos mostró una gran cantidad de trabajos de gran belleza y tamaños diversos.
José Carlos Gracia, ilustre acuarelista, asiduo colaborador de prensa, pero ante todo pintor, es parte consustancial de la sociedad tinerfeña; forma Parte de ella, ha vivido y se ha integrado como uno más de sus habitantes de esta querida ciudad del Puerto de la Cruz, ciudad que todos queremos que prospere en metas mayores y reales. José Carlos Gracia es de origen madrileño o sus años malagueños, y, de un modo especial, ha contribuido- señala- a su definición e identificación a través de su ardua labor de trasladar semanalmente en las páginas del periódico EL DIA el rostro de algunas de las diversas personalidades de la vida de Santa Cruz, iniciativa en la ha empeñado sus últimos veinte y cuatro años de vida.
Sin embargo, José Carlos Gracia es mucho más que el ilustrador que dio sus primeros pasos con Carlos Lumen, en los estudios Moro y la King Factures Sindícate, es un pintor con letras mayúsculas. Nosotros diríamos con “Letras de Oro” porque en su amplio taller todo reluce de luz y amplio colorido que entra por la vista y se penetra en la mente.
Profundo conocedor y admirador de la pintura española de los siglos XVII y XVIII: Goya, Velázquez Carreño de Miranda y toda la generación madrileña, han impregnado su mirada hasta conseguir un estilo propio e inconfundible, en el que se pueden, descubrir las enseñanzas de los grandes maestros pero, sobre todo, la mano firme, segura y ágil de un pintor que sabe que la pintura es dibujo y color, luz y sombra, modelo y brillo, sin olvidar que la técnica está al servicio del alma -dice don José Carlos Gracia-, con total acierto, de la mirada del artista y la humanidad del tema.
Confieso ver en los años 68 o quizás antes, ver a José Carlos Gracia, muy cerca de la Ermita de San Telmo. Allí al calor del radiante sol, este excelente pintor realizaba sus trabajos, y eran muchos los turistas que contemplaban aquellas verdaderas obras de arte que solo le faltaban hablar. Cuadros llenos de armonía que se salían del lienzo. Hombres mujeres y niños esperaban a José Carlos para que los plasmara en sus lienzos y llevárselos a su lugar de origen: sea Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza o cualquier lugar del mundo. El pintor entusiasmado en su trabajo casi no tenía tiempo para observar el ambiente que se creaba a su alrededor. Era algo fantástico ver con que maestría, José Carlos dibujaba y le daba vida armoniosa de color a todos aquellos trabajos que a diario le llegaban a sus manos.
El Puerto de la Cruz en esos años, era una ciudad viva, armoniosa con un transito de gentes por la Avenida de Colon y San Telmo, continuo. Gente que una y otra vez se paraban para ver las creaciones artísticas de José Carlos Gracia. Un hombre que ha dejado huella en esta ciudad hoy un tanto apagada por culpa de los políticos y que debe de volver a revivir aquellos años de gloria y de buenas bonanzas.
No cabe duda que la labor del artista ha encontrado su mejor expresión en el género del retrato, gracias al cual ha conseguido convertirse en un verdadero “pintor de corte”. Una corte singular, propia del siglo XXI, donde los reyes y los príncipes conviven con presidentes y políticos. De hecho, sus retratos forman parte de la historia pues, con sus telas y pinceles ha creado a muchos de sus protagonistas.
Hombre incansable en su labor pictórica, su vida y calidad ha sido reconocida con multitud de galardones oficiales, tantos nacionales como extranjeros: Premio Nacional del Ministerio de Cultura en 1988. Primer Premio de la Asociación de Acuarelistas de Madrid. Premio Fundación Solana, Premio Notre-Dame de París, o los de grado concedidos por las imprentas Mougin y Piero y Aldo Grommelynck. Tampoco se debe olvidar que sus obras han sido contempladas en galerías y museos de todo el mundo, donde, desde Montmarre, La Habana o el Museo de Arte Moderno.
¿Qué más podemos añadir? Sencillamente que don José Carlos Gracia nos ha recreado la vista, y que en su amplio taller hay una gran cantidad de obras que deslumbran por su belleza y colorido. Allí hemos visto al Papa Benedicto XVI, al Rey don Juan Carlos, al Príncipe Felipe y tatos destacados políticos, a nuestros guanches, cuevas y lagos prodigiosos… contar lo visto aquella mañana, no tiene fin para quién le gusta el arte y disfruta de una pintura exquisita que sale de las afamadas manos de don José Carlos Gracia. Un hombre sencillo, amable, cariñoso, fiel, pero sobre todo enamorado de su prestigioso oficio. ¡¡Que gran oficio, y que manos para recrearnos!!
Él nos comentaba abiertamente que tiene pendientes varias exposiciones en distintos lugares de Europa y otros continentes, y es que el pincel sabio de José Carlos Gracia, no descansa, es inagotable y goza de una prestigiosa virtud: el amor a la pintura ampliamente reconocida y que nosotros muy humildemente le reanimamos y le aplaudimos con el corazón en los labios.