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25 noviembre 2012 7 25 /11 /noviembre /2012 14:21

Celestino González Herreros

1 Celestino González HerrerosCuando las alondras revolotean en torno al estático escenario de los tristes aleros, avisan de la época que comenzamos a vivir, las tardes de los acostumbrados otoños. Despiertan de sus letargos y avisan del ambiente sombrío que nos espera y aunque así sea, ese recogimiento y lúbruges, horas de tedio irresistible, también tienen su peculiar encanto.

A mí, personalmente, es la estación del año con la que mejor me identifico, lo lamentable es, que como todo ha cambiado tanto, aquellos mágicos otoños no van a repetirse, parece que jamás va a ser… ¿Quién no recuerda aquellos otoños de tardes frías, de tanta soledad y calladas horas que transcurrían con la humedad monótona, a veces más tristes que las del siguiente invierno, cuando llovía persistentemente noche y día y no salía el Sol, a veces, varias jornadas seguidas, o al menos sus rayos solares no nos llegaban. Aquellos cielos cubiertos de negruzcas nubes y los vientos inclementes. Es verdad, todo ha cambiado y sin embargo recordamos con manifiesta nostalgia aquellos días, pese a ser tan lúgubres, pero que transmitían aquel recogimiento familiar y todos buscábamos el calor del hogar como un salvador recurso para no perecer de tristeza y aburrimiento. Nuestros viejos aún lo recuerdan mejor. Aquellas cocinas de leña todo el día prendidas y el potaje al fuego… El recipiente del agua caliente en su punto. La plancha de hierro y la manta en la mesa de la cocina, el lugar más acogedor de aquellas casas antiguas, de largos pasillos y en la trasera el corral de las gallinas. ¿Habrá algo más bonito que recordar, cuando del pasado se trata?

Cada cual aceptaba su suerte, según su destino la haya señalado. A veces eran más felices aquellos que menos tenían. Eso debe haberlo sentenciado la voluntad de Dios. Más se lamentaban los que más tenían. El hecho de ser pobres y sufrir tantas privaciones que los demás no sufrían, pienso que al haber sido decisión divina, con ella transmitiera algún poder sobrenatural que mitigara esas deficiencias y llenara el corazón de gratitud y de ese amor que la fe contagia…

Como si los otoños fueran iguales para todos y juntos sintiéramos igual la necesidad de estar más cerca, reflexivamente, y entendiéramos que es el tiempo que pasa.

Las calles, a veces, eran como lagos intransitables, y sin embargo los chiquillos jugaban en los charcos del agua y bajo la lluvia danzaban y pocos se enfermaban. ¡Algunos Ángeles seguramente les cuidaban!

Entonces existía la amenaza de la tuberculosis, más que por el frío, por la necesidad de alimentos propios para nutrirles debidamente. Tampoco había tantos recursos económicos, lo más lamentable de aquella crítica época.

¡Ay, aquellos días y noches otoñales! Los viejos o los que algo nos aproximamos a esa encantadora edad, conocemos aquella etapa de la historia de nuestros pueblos y sabemos lo que decimos

No, no era aburrida aquella época de nuestra vida, será, tal vez, incomprensible para las gentes de hoy. Lo comprendo y esa gran diferencia que nos distancia y que aceptamos con el mismo cariño y amor que en aquel entonces la vivimos, sea nuestra mano generosa que quisiéramos ofrecerles como ayuda fraternal.

Todos éramos como una gran familia, solidarios, respetuosos, sin despreciar las libertades, encantos que hoy se disfrutan, obviando, por supuesto, la corrupción que existe en nuestros pueblos y ciudades; y la crueldad con qué la justicia a veces trata a las gentes, adulta o vergonzablemente a niñas como el lamentable caso de la desafortunada niña canaria “Piedad”.

¡Que se ve cada cosa! Y se vive cada situación tan vergonzante, que uno no sabe si retroceder en el tiempo, o no saber nada de la actual amenaza social en que se vive… Claro, antes si, ahora no nos conocemos los unos a los otros, ahora es otra cosa, las leyes las administran los de afuera, apenas salimos de nuestras madrigueras ya nos están acechando para quitarnos algo, bien sea la libertad, nuestra propia identidad o aquel honor que nos servía de aliento y que en muchas ocasiones lo hemos visto peligrar.

La educación está en manos de gentes de afuera, la sanidad igual, la justicia también, el orden público en los pueblos, villas y ciudades, igualmente hacienda, la luz, el agua, ascensores, y si vamos a ver, todo lo que no he alcanzado a mencionar. ¿Se da cuenta por qué los viejos nos sentimos tan molestos? Siempre fuimos engañados, sin darnos cuenta o por ser minorías, que se han adueñado de todo lo que nos pertenecía y que aún nos pertenece por derechos propios. Es tremendamente triste a donde hemos llegado y sospecho que para eso ya hay solución. Los que nos hubieran podido ayudar, la mayoría de nuestros políticos, se plegaron miserablemente a los poderes ya establecidos…Ahora sus hijos y nietos, serán una simple consecuencia de tanta sumisión y cobardía.

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DATOS PERSONALES

      PERAZA

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

José Peraza Hernández,

Investigador y escritor.

    

José Peraza Hernández nació en Los Realejos (Tenerife) en 1953, villa donde transcurrió su infancia. Se formó en un centro educativo de su pueblo, a pesar de que los tiempos nunca le fueron favorables.  

Intentó realizar su sueño: escribir. Recuerda el nombre de su centro de enseñanza con mucho cariño, "Colegio San Sebastián", junto a la plaza que lleva el mismo nombre. De esa época podría citar a los siguientes profesores: Don Domingo Luis Estrada, Don Esteban, Don Manuel Espinosa García, Don Mario Hernández Siverio, Don Máximo Padrón Morales (San Juan de La Rambla), Don Francisco Hernández y Hernández (conocido por Inocente) Don José Javier López Garisoain (conocido por Pepe), y un largo etcétera. Se considera amante de la historia, del pueblo y de las cosas en general.  

En 1975 se afincó en el lugar llamado Casa Azul, del barrio de La Vera, situado en el Puerto de la Cruz, aquí lleva media vida y se arraiga. Al transcurrir de los años, en 1988, decidió trasladarse de domicilio y es ahí donde permanece viviendo en la actualidad, Urbanización Casa Azul, calle Tabaiba 5, en el mismo barrio de La Vera, pero esta vez, en el término municipal de la Villa de La Orotava.  

En 1997 es miembro fundador de la Asociación de Vecinos "La Candelaria del Norte". Inicialmente actúa como colaborador; en 1999 realiza la labor de secretario hasta el año 2003. Posteriormente es nombrado presidente de la misma, cargo que lleva hasta los días de hoy. También es miembro y fundador, donde ejerce y realiza la función de Secretario de la Federación Portuense de Asociaciones de Vecinos desde comienzos en 2005, así como miembro del Centro de Desarrollo "Plan Integral del Barrio de La Vera", del Puerto de la Cruz.  

Por último realiza la función de secretario y otras labores en la Asociación Tinerfeña Peña "Mencey del Valle" del Club Deportivo Tenerife.  

Fue colaborador del Periódico "EL DÍA", en la columna de los sábados, sobre la Heráldica, con el fin de que cada persona conozca su historia y su escudo; de igual forma ha escrito artículos en dicho rotativo, secciones Balcón del Norte, Buzón Tinerfeño, LA PRENSA DE EL DIA, y otros, además del también matutino "Diario de Avisos", La Opinión, además colaboró en la Revista "Realejeros". Ha colaborado con algunas cadenas de radio sobre temas relacionados con el barrio.  

Otra de sus aficiones es ojear los archivos, libros, fotografías y la Heráldica. También colabora como Presentador de la Televisión "Mega TV- Canal 64" en varios temas como entrevistas, noticias y reportajes. Desde 2006 tiene su propio Periódico Digital que lleva por nombre "LA VERA PASO A PASO, DIARIO DEL VALLE" donde aprovecha para darle la bienvenida. A este diario de información, notas donde se hace constar aquellas informaciones, curiosidades y relatos sobre este populoso barrio enclavado en el corazón del Valle de La Orotava. Por estas páginas discurrirán el ayer y el hoy de La Vera. Sin duda, es todo un reto mantener una bitácora como ésta en la que siempre despierte el interés de los lectores en la red, por ello me permito contar con su apoyo y les invito a colaborar. Me cabe el honor de haber nacido en Los Realejos, hincar mis raíces en el Puerto de la Cruz y establecerme en el corazón del Valle. Con estas premisas presento en sociedad esta modesta contribución a difundir los valores de la  sociedad tinerfeña y realejera en particular.  

Aparte quiero agradecer enormemente a todos y a todas y cada uno/a de los colaboradores, así como a todos los Gabinetes de Prensa de cada Ayuntamiento de Taoro a Teno. Como a varios colaboradores /as, de diferentes Países. A todos mil gracias de todo corazón.  

Escribió su primer libro, bajo el título "Memorias del Pasado y Presente, Capillas, Cruces e Historia del barrio de La Vera 1999 – 2004", con referencia al Puerto de la Cruz, La Orotava y Los Realejos. El segundo libro llevó por título "Los Caseríos del Barrio de La Vera, Las Arenas 1820 – 2005, de la Villa de La Orotava". También existe un tercero "Historia de Los Nidos y la Cruz de San Luis, con su XXV Aniversario", y un cuarto con el título "Desde el Ramal hasta el Polígono San Jerónimo", los que están a punto de ver la luz, así como otros, proyectos en marcha y a punto de finalizar. Aparte de este ejemplar como bien saben que llevan por títulos Nacimiento del Apodo e Historia. Su deseo, y principal preocupación es que al llegar a sus manos este modesto libro lo sepan valorar, pues está escrito con mucho cariño y amor, de una forma sencilla, tratando así de llegar a la mayoría.  

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a cuantos de forma directa o indirecta han incidido en su contenido y disculparme, si con este trabajo pudiera ofender involuntariamente a alguien. Lo mismo, digo con estás líneas de este blog.  

PRIMER PREGÓN:

El que suscribe, José Peraza, el sábado 3 de septiembre de 2011. En XIV - Semana Cultural, y la X - Aniversario de la Ermita y la Cruz de la Candelaria del Norte, en la Asociación de Vecinos, la que lleva el mismo nombre en La Vera, del Sector orotavense.

*** *** ***

También quiero hacer constar mi más profundo agradecimiento al Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Los Realejos, a don Manuel Domínguez González, alcalde de nuestro municipio, como asimismo al concejal de Cultura don Adolfo González y Pérez Siverio y de la misma forma, a don Salvador García Llanos autor del prologo de este nuevo libro.

Agradecer profundamente la oportunidad que me ofreció mi estimado amigo Esteban Domínguez, a participar en este su quinto trabajo literario sobre nuestra entrañable villa realejera, como asimismo a todos cuantos se han unido a este proyecto, el cual dejamos en sus manos con nuestro mayor cariño y afecto para su disfrute.  

Hasta siempre, esperando que cada una de estas líneas, alimente nuestras conciencias y esperemos vernos en próximas ediciones, con el mejor afán, ya que las letras forman parte elemental de nuestra cultura y van muy unidas.

 

Gracias a todos de corazón.

ESCUDOS DE LA FAMILIA PERAZA Y ALONSO

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