En busca de un pueblo sano y culto
Esteban Domínguez
Tiene y ha tenido Los Realejos a lo largo de su historia, momentos de verdadera admiración por el buen quehacer de su hombres y mujeres. Todos queremos que el municipio prospere, que sea unos de los pueblos grandes y a destacar de Canarias, pero eso aún ni lo hemos logrado nunca, y menos ahora en plena crisis mucho menos.
Encantos tiene la vieja y sabia villa realejera que demostrar, pero aún quedan muchas cosas por hacer, por ejemplo queremos saber que va a pasar con la casa natal donde nació nuestro ilustre historiador don José de Vieja y Clavijo, o la Casa en la cual se encontraba el ya desaparecido Colegio San Agustín por que tanto luchó el ilustre realejero don Rafael Yanes Pérez por dar algunos ejemplos.
Y si seguimos contando cosas de las que nos preocupan para que Los Realejos sea un pueblo sano y culto, no debemos olvidar los antiguos molinos de la Hacienda de Los Príncipes. Se ha hablado mucho de estas viejas reliquias que están a punto de irse al suelo, de su abandono, de su pésimo estado y del silencio que desde hace muchos años viene reinando en cuanto a tomar medidas y actuaciones para recuperar estas emblemáticas joyas, tan mal tratadas y olvidadas por los políticos de pasadas décadas. Nadie ha querido saber nada ni de una cosa, ni de la otra.
Ahora a estas alturas vamos perdiendo credibilidad, entusiasmo y voluntar, y vemos como desde los altos organismos, el norte de Tenerife y entre ellos Los Realejos, nos tienen olvidados.
Busco constantemente la lluvia de millones que CC en Los Realejos pregonaba si ganaba las elecciones en este municipio. Buscaban un voto para llegar al poder, y caímos en la trampa: nos engañaron, porque nunca esos millones llegaron a las arcas municipales de nuestro ayuntamiento, y la promesa hecha por CC en Los Realejos fue como dicen nuestros mayores “un chasco”, una brutal falacia que esta a la vista de todos.
Queremos saber de una vez por todas, que va a pasar con Rambla de Castro, con el Cine Viera y Clavijo y el Teatro San Agustín.
Faltan muchas cosas por hacer, pero tampoco nos olvidamos que alguien tiene la culpa de que la Banda de Música La Filarmónica, la primera fundada en Canarias esté en un lugar donde no le pertenece estar, y que ya todos sabemos cual fue su lugar de fundación del que nunca se tuvo que haber movido, pues el ayuntamiento tiene sitio en el Realejo Bajo, patria en la que se fundó como para que vuelva a su lugar de origen.
Queremos y exigimos a nuestros políticos que de una vez por todas, la banda de música La Filarmónica, vuelva al lugar donde nunca se tuvo que mover. Esperemos que el nuevo grupo de gobierno tenga los pies en el suelo, y que el busto de Viera y Clavijo permanezca en la plaza que lleva su nombre y de la misma forma, la Banda de Música baje a su lugar.
Confiamos plenamente en nuestro alcalde don Manuel Domínguez, hombre preocupado por tantas cosas pendientes que quiere convertirlas en realidad, y curar debe tantas “enfermedades” que estas a la vista de todos, para lograr ese municipio sano y culto que todos esperamos.
Animamos en estos tiempos nada gratos por la crisis a levantar la losa del olvido y a poner a nuestra Villa, en el lugar que les pertenece.
Muchas cosas hay por hacer, pero no hay que perder el ánimo o la confianza, tiempos mas duros los ha habido, pero también es verdad que en décadas pasadas los vientos políticos fueron los causantes de tantos malestares, y cuando nos creíamos, que el mar era toda una bonanza, resultó que las aguas se revolvieron, y casi suben a la capilla de la Cruz de La Corona.
Por cierto, y ya metidos en otros bereguenales, debemos de sentirnos orgullosos de ese esplendido mirador, desde el cual, podemos contemplar una de las más bellas panorámicas del norte tinerfeño.
Que el ánimo no decaiga en quienes nos gobiernan y que el pulso no les tiemble a la hora de defender la tierra en la que hemos nacido.