Celestino González Herreros
VENEZUELA NO NECESITA MILAGROS SINO HONRADEZ POLÍTICA
Cuando observo las constantes luchas entre políticos de distintas ideologías, suelo hacer la misma pregunta: ¿De qué se trata ahora, de lo mismo? ¿Cuáles son las verdaderas ambiciones de unos y otros? Intuyo que es el egoísmo personal lo que prevalece, del bienestar de aquellos sufridos contribuyentes no se trata, todo lo contrario, tenerles siempre en ascuas para poder manejarlos mejor, engañados y esperanzados a la vez, hasta el extremo de la ceguera política y la sumisión total. Por suerte siempre somos más los que pensamos así, viendo el cotidiano panorama actual de los pueblos. Sigo preguntándome: ¿Cuál es la verdadera vocación de los que "mandan" y la de sus descontentos opositores? ¿Hay algún análisis que pueda hacerse para descubrir la realidad que descifre tantas incógnitas y dudas?
En el caso concreto de Venezuela, obviando, por ahora, las demás islas canarias con sus peculiaridades diferentes, parece absurdo que aún tengamos que oír el pataleo de los que quedaron fuera, después de tanto esperar a que se celebraran las Elecciones Constituyentes, para que ahora estén "mareando la perdiz" con mentiras y argumentos vulgares, que de cualquiera forma, sólo se están delatando del fracaso de sus respectivos programas políticos ante una inmensa mayoría, pues zozobraron al lanzarse a la incierta aventura de lograr el Poder con sus escaramuzas políticas alevosamente organizadas.
El pueblo reclama seriedad y el máximo rigor y respeto hacia su voluntad soberana, no está dispuesto a ser permisivo con aquellos desmanes que tratan de desestabilizar la convivencia nacional.
Para administrar los Poderes Públicos y activar los resortes gubernamentales: sociales y económicos, en tantos años han tenido tiempo suficiente… A lo mejor, hasta hubieran sido capaces de hacer milagros con sus capacidades intelectuales y poder económico.
Seamos sinceros, en política ningún hombre puede hacer milagros, ya nos conformaríamos con que hicieran las cosas lo mejor posible. Lo que también sería deseable para los pueblos en conflicto, la Nación entera, sería lo acertado que todos unieran criterios; y trabajaran en común acuerdo para hacer a la Patria próspera, "que se le vea el queso a la tostada, cuanto antes" como se dice en Venezuela. Unir voluntades, hasta las nuevas elecciones, para que ganen los elegidos. Mentalizarse y ver que no existen, realmente, vencidos ni vencedores, sólo un Gobierno constituido con sus propios conceptos y propósitos, para aplicarlos seguidamente. Si no dieran resultados positivos, peor para ellos, porque los que están en la cola mañana serían los primeros; pero mientras dure la permanencia del actual Gobierno, sería bueno demostrar ese amor a la Patria, que dicen sentir y luchar por su destino, dando ideas útiles y trabajando honradamente por el bien común de ese pueblo duramente zaherido a través de su historia política; y de tantas malas cabezas que lo han dirigido al triste momento que viven. Así se gana el corazón de un pueblo, con hechos fehacientes y voluntad de sacrificio, hasta que llegue su esperada reivindicación económica y social. El pueblo entenderá lo difícil que es gobernar un país que ha quedado en la ruina.