6 julio 2013
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Evaristo Fuentes Melián
Puerto de la Cruz : San Telmo y otras obras
Ayer (4 de julio) se celebró una reunión en la Sala Timanfaya acerca de las obras que se pretenden realizar en el Paseo de San Telmo portuense. Escribiré unas parrafadas: · En este pueblo a veces llevamos decenas de años con cosas improvisadas, provisionales: es el caso del recinto del Parque de San Francisco, cuyo incendio data de principios del año 1966. Hagan la cuenta: hace ya ¡47 años!
· Pues bien, un caso más de improvisación detecté (llámenme pijo si quieren) dentro ya de la Sala Timanfaya: en la proyección de imágenes, el primer renglón de los textos letreros se reflejaba en la parte superior de las cortinas y no en la pantalla.
· El presupuesto para las obras de San Telmo es de un total de 1,7 millones de euros, y tiene algunos precios que en principio pueden resultar de escándalo: un banco: 1.520 euros; una papelera: 583 euros.
· El muro de marras se botó totalmente y se rehízo con más altura hace unos años, pero básicamente con materiales de estilo y textura similar a lo que había allí desde hace siglos (véanse datos bien documentados del investigador y amigo Melecio Hernández)
· Alguno de los manifestantes estableció, intrínsecamente en sus diatribas, una diferencia sustancial entre “ellos y nosotros”. Ese enfrentamiento es malo, el pueblo portuense somos todos, no debe haber diferencias previas de criterios absolutistas enfrentados y descalificadores.
· Jaime Coello lo hizo muy bien de coordinador del debate; Melecio, muy documentado en sus convicciones (no tocar el muro); y Nicolas Glez. Lemus, bien también, aunque con un léxico algo embarullado (la voz ronca no le ayuda). Lemus tuvo dos buenos detalles: definirse como portuense de adopción, aunque no lo es de nacimiento (esa parte de su currículo se parece mucho al mío propio). Lemus hizo un detallado irrisorio e irónico comentario sobre una idea parida por no sé quién, consistente en la macro obra de una barra sumergida en la mar, más allá de La Restinga (risco emblemático de Martiánez), que pretende ser, dicen, la más maravillosa idea para provocar para los surfistas las mejores olas del mundo, como las de la costa del océano Pacifico…Una barbaridad.
· La señorita investigadora habló bien claro y de buena dicción—la mejor en ello—tanto al principio como al final en que dio pequeñas pinceladas como resumen de sus propias notas.
· Entre el público asistente estaba José Manuel de Pablos Coello, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Información, que habló sobre los negocios turbios que con la importación de palmeras tienen algunos miembros de nuestro excelentísimo Cabildo Insular…
· Yo añado, cogiendo el rábano por las hojas, que el Cabildo debe ser de toda la isla, lo cual no se ha notado en concreto en las inversiones millonarias en el hotel Mencey capitalino, comparadas con las penurias de nuestro ex hotel Taoro, que tiene mucha más tradición histórica, pionero en el turismo secular de calidad.
· Una frase afortunada de Jaime Coello fue ésta: llamar “semáforo político” al del paso de peatones de la Punta del Viento. Este semáforo aparece y desaparece como el rio Guadiana, al compás de los dos gobiernos que suelen turnarse en el municipio.
· Por cierto, la baranda de protección del mirador de la Punta del Viento no cumple normas técnicas, ya me había percatado de ello, y lo dijeron también varios de los técnicos presentes en este acto.
· Al final, fui a felicitar a quien dijo que lo único que queda típico y tradicional aquí es el barrio de la Punta Brava. Comparto en buena medida su opinión.
· Un inciso: a mí sí que me gusta cómo ha quedado la calle de La Hoya; hay ya tantos estilos y actuaciones urbanas diversas en el casco antiguo, que ya caben diseños de todo tipo.
· Por último, quiero citar una frase que se atribuye a uno de los Beatles, amigos íntimos de Lemus, que se acuesta con los cuatro cada noche, metafóricamente hablando, por supuesto. Dice el aludido Beatles lo siguiente:
· “No intentes arreglar lo que ya funciona bien”.
· En mi opinión, el Paseo de San Telmo está funcionando meridianamente bien, y en todo caso, como en el cuento del cojo que se cae por una escalera, es mejor que se quede como está.
· Hacer una rampa para minusválidos en el tramo de escalera del Paseo de San Telmo tiene una dificultad técnica, no hay espacio para desarrollarla con la mínima pendiente que exigen las normas. Quedaría algo laberíntica, similar a la rampa realizada por fuera precisamente de la Sala Timanfaya, donde se celebró este importante acto público. Importante a pesar de la ausencia de elementos del actual gobierno municipal. Inconcebible en una auténtica democracia.
· Mi anécdota personal: por los primeros años sesenta yo me cogí un par de borracheras fabulosas en ‘Cas Pedro’, que era el guachinche que había en la terraza de San Telmo; yo me trepaba por un risco que había cerca de la barra del bar, y la noche y los efluvios etílicos hacían que visionase charcos maravillosos y mareas bravas llenas de sirenas encantadoras…
· Por favor: que no toquen más el Paseo de San Telmo, déjenlo como está. ¿Se pierde este dinero? No importa. Ya va siendo hora de que venga el dinero para las obras grandes que se han venido anunciando desde hace casi un lustro. Está resultando que los árboles—esta pretendida reforma del Paseo San Telmo-- no nos dejan ver el bosque que lo constituyen las necesarias grandes inversiones para este Puerto de la Cruz de nuestros desvelos, de nuestros amores.
Espectador
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