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14 noviembre 2011 1 14 /11 /noviembre /2011 12:19

Sentir de la navidad en Venezuela

 

Celestino González Herreros

 

1 Celestino González HerrerosCon lo puesto encima partieron, nada de equipaje, para un par de días que duraría el viaje, no era necesario más. En el trayecto conseguirían comer algo hasta llegar.

Era una mañana de esas que parecen propias para señalar un momento importante; no era otro que encontrarse en sus respectivos ranchos, con sus familias, después de un año completico de trabajo, lo que se dice trabajo de verdad, aunque se piense lo contrario. La tierra es cruel con los hombres, se hace difícil a veces domarla por lo dura que se pone; luego el Sol, cuando arrecha, no hay quién lo soporte, pega muy duro... Pero también es generosa cuando se le da lo que pide: Sol y agua, aunque sea la del rocío.

Por un camino de tierra que parecía interminable, los dos amigos llevaban buen rato andando y, para apagar la sed que sentían, hallaron a un chamo ambulante, subido en una pequeña lomada con una pila de cocos que vendía, como medio de sustento, para negociar con los que transitaran por allí; a la vez descansaban un poco. Después de beberse la sabrosa agua de coco con ron, y repuestas las fuerzas gastadas en el largo viaje, siguieron adelante, hasta llegar a un trozo de vía medio asfaltada de vieja ejecución, que haría menos penoso el trayecto. En ambos márgenes de la misma, se adentraba la fronda abundante del lugar, como queriendo cerrarla y dominar lo que antes fue suyo, mutilado por el progreso habitual para dar paso al movimiento urbano de los pueblos adyacentes, en su continuo y diario trajín. No hubo un sólo carro que se detuviera para llevarles, ni por asomo. Está claro, nunca se sabe las intenciones verdaderas del peatón - antes era distinto, la gente no sentía malicia...- y es obvio que la desconfianza genere miedo... Mas, por suerte, ya cerca de unos solitarios y umbríos páramos, refrescó el aire; sendas nubes bajas y abundante neblina, les envolvió de súbito, liberando sus agobiados pulmones para respirar mejor y adelantar el paso.

Un carro que venía a sus espaldas, hizo como si fuera a detenerse, y haciendo un gesto obsceno con la mano el conductor y risas de los acompañantes, aceleró la marcha del vehículo en muestra de mamadera de gallo o lo que es igual, de burla.

-¡Desgraciado, que un rayo te parta en dos!; ¡Que te devore una culebra tragavenado!

-¡Coño e madre!- Inquirió el otro.

            Siguieron adelante, profiriendo maldiciones. Hasta que olvidaron el incidente al cambiar el tema de la conversación, haciendo planes para cuando estuvieren con la misia y los muchachos... También pensaban en los animales que habían dejado. Mientras conversaban las horas volaban. Volvió el calor, habían dejado ya lejos el frescor de los páramos y las sombras de las nubes. También es verdad, que la tarde se sentía más apacible mientras se avecinaba la noche, tibia y sensual, con el vientecillo propio del trópico abanicando el ambiente.

         A la sombra de un hermoso palmeral, guarecidos entre la maleza, disfrutaron a piernas tendidas, un sueño dichoso, hasta muy cerca de la madrugada. Pensaron partir antes que amaneciera para evitar el molesto castigo del Sol. Así ganarían camino sin tanto agobio.

- Oye la queja del viento en el camino que nos lleva a la aldea, dejamos atrás la quebrada y el tupido carrizal. Como que va a amanecer horita; y aquí estamos, compadre, parados siempre, aunque el andar cansado; la ilusión nos mantiene erguidos, pensando, claro está, en la familia que nos espera, más ahorita, cuando se viven estos días de la Navidad.

- Si, mi hermano, aunque llevemos pocos reales en los bolsillos, piense en ellos, todos en torno a la mesa, adornada con los típicos manjares de nuestros campos; y el hervido de gallina calentico... ¡Ah mundo!...

- Todavía nos falta para llegar.

- Diremos que se nos escapó el autobús y nos echamos andar para ganar tiempo. Estas alpargatas que llevamos puestas en los pies, nos protegerán hasta llegar al bohío... Aún siento la impresión de la lejanía, de soledad, de llanura perdida. Como si nos siguieran las voces de aquellos compañeros de trabajo, algunos, quizás, no tienen familias y les da igual quedarse cerca de la Hacienda. Al no tener dónde ir; y no quieran perderse el calor humano del afecto que les brindan, algunas veces, el patrón, el capataz o el bollero Juan. Ellos celebrarán la Navidad a su modo y no estarán solos. Se me antoja, estar oyendo la música criolla de una típica“chipola”, de allá, del Estado Portuguesa. Como antes las cantaran el Trío Cantaclaro, que me cuenta el viejo de por los años 37. - Imaginémonos dichas notas sentimentales... Verdad, que siente uno aún más, las ganas de llegar y poder escuchar en el cerro, el parrandón, los aguinaldos y las gaitas, unos de los más bellos aires musicales navideños de nuestro folklore, y sin lugar a dudas, el motivo que alegra tanto la Navidad.

Les diré a los muchachos que me canten “Espléndida Noche”, tan profundo y sensual:<< Espléndida Noche / radiante de luz, / es la Noche Buena / pues nació Jesús >>

Apenas había amanecido, ya estaban, pues, llegando al lugar ansiado; como caballos viejos adelantaron la marcha y al final casi corrieron. Los dos amigos se separaron, tomaron caminos distintos para llegar a sus respectivos y cálidos hogares. Allá les esperaban con la impaciencia propia de la añoranza, del ser querido, que ha tenido que salir afuera a buscar la arepa para ellos.

Ya hoy, llegaban jubilosos, como si llevaran un gran capital; de trabajar largos meses en el Estado Portuguesa, en las tareas de peones de la Hacienda que los habían contratado y cuyos propietarios, de puro contento por la buena conducta de estos o sumisión, como quieran entenderlo, les renovaban, año tras año, los respectivos contratos de empleo y paga. Lo demás, todos entendemos, unos más que otros, la rutina de los acontecimientos, esos episodios cotidianos y con mucha suerte, aquello de la paz y del amor que se viven en esas fechas, desde un par de meses antes de su celebración.

Ahora es la vida en el rancho y sus alrededores, con los familiares y los amigos de siempre, y ordenando un poco las cosas que habían quedado a medias durante la ausencia. “Ocasión única, para aprender a valorar lo que Dios les ha dado y que aún tengan: la familia, el trabajo y los buenos amigos que en estos días tan especiales, parece que cobraran mayor dimensión y hacen sentirse tremendamente felices.”

Sobre el chinchorro descansaba, una de esas tardes serenas - radiantes de luz - el viejo campesino. Y le quedaba fácil ver el cielo, ahora poblado de grises nubes, otras se tornaban de un color naranja encendido, emulando al resplandor del fuego, sobre la distante montaña que a lo lejos se erguía, desde los valles lejanos y los precipitados páramos y barrancos que morían en el silencio de la niebla reinante. Viendo al cielo, medio adormecido, un sentimiento reflexivo le abordó de súbito, dejándole a expensas de su conciencia, que, sumamente emocionado le hizo claudicar ante el poder mágico de sus percepciones. Como si alcanzara a ver la divinidad de un encuentro místico, pensando en el Nacimiento de Jesús. En la última revelación del encendido ocaso, al filo del comienzo de la noche, con ese hermoso e ilusorio espejismo, durmió un rato, sin perder la fúlgida imagen del más bello sueño... Vio a los pastores, a Jesús niño y María, el asno, el buey y a los tres Reyes Magos... Toda una escena de Paz y de Amor, hasta que la cálida brisa tropical le increpó, despertándole, aunque dejándole la grata sensación de haber vivido un feliz sueño en su propio rancho de paredes de cartón <<reino de reyes>> un lugar de su Belén; y el irrepetible encuentro con el Niño; que supo romperle el llanto interior de su infelicidad, tornándola en alegría, ante la admiración suya, bajo el Sol dorado de esa fúlgida luz crepuscular...

Ahora, rodeado de los suyos, se había olvidado de tantos sacrificios pasados. Ahora se sentía inmensamente rico, si la riqueza consiste en saberse querido y arropado por los suyos. No sabían qué hacer para verle así, contento, pero no podía ser más.

La señora le miraba con expresión compasiva, medio triste, medio alegre; pasarían los días y otra vez se iría...

- Amor, ¿te traigo otra cervecita? ¿O prefieres aguardiente?

- Arrímate "pa" acá, compañera, traedme otra, pues...

Iba y venía de un rincón a otro, como si estuviera estrenando rancho nuevo. ¡Cuántos recuerdos por doquiera!.. Los muchachitos habían crecido un poco, la niña casi ya es una mujer; y él se sentía más viejo y cansado. Pero estaban todos juntos y esta Navidad iba a ser distinta.

Salió al exterior con el botellín en la mano, y apurando un trago y al echar hacia atrás la cabeza, viendo al cielo, sintió un extraño sentimiento, que perecía le ahogara; por su mente cruzó un pensamiento, que, casi le hiela la sangre, echaba de menos seres queridos que ya se fueron... y, ¡qué lejos los sentía!, para brindar por ellos con sincero respeto. Habían partido para siempre; pero estarán en su corazón en todo momento, para sentirlos más cerca.

Ya era Navidad, también en su humilde caserío. Desde la quebrada llegaban las voces de los aguinaldos... Los muchachos corrían de un lugar a otro con el nerviosismo propio del momento. Ya el fogón estaba prendido y la gallina en la olla. Por el camino polvoriento venía uno de los compadres a buscarle, para estar juntos un ratico, allá, en el Botiquín de la esquina, para oír música y hablar de sus cosas, cosas de pobres que saben vivir la Navidad a su manera y no envidian a nadie, si se hallan entre los suyos, brindándoles su amor...

Por todas partes se oían las gaitas navideñas; y las tracas explotaban en el carrizal, en las afuera del ranch

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DATOS PERSONALES

      PERAZA

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

José Peraza Hernández,

Investigador y escritor.

    

José Peraza Hernández nació en Los Realejos (Tenerife) en 1953, villa donde transcurrió su infancia. Se formó en un centro educativo de su pueblo, a pesar de que los tiempos nunca le fueron favorables.  

Intentó realizar su sueño: escribir. Recuerda el nombre de su centro de enseñanza con mucho cariño, "Colegio San Sebastián", junto a la plaza que lleva el mismo nombre. De esa época podría citar a los siguientes profesores: Don Domingo Luis Estrada, Don Esteban, Don Manuel Espinosa García, Don Mario Hernández Siverio, Don Máximo Padrón Morales (San Juan de La Rambla), Don Francisco Hernández y Hernández (conocido por Inocente) Don José Javier López Garisoain (conocido por Pepe), y un largo etcétera. Se considera amante de la historia, del pueblo y de las cosas en general.  

En 1975 se afincó en el lugar llamado Casa Azul, del barrio de La Vera, situado en el Puerto de la Cruz, aquí lleva media vida y se arraiga. Al transcurrir de los años, en 1988, decidió trasladarse de domicilio y es ahí donde permanece viviendo en la actualidad, Urbanización Casa Azul, calle Tabaiba 5, en el mismo barrio de La Vera, pero esta vez, en el término municipal de la Villa de La Orotava.  

En 1997 es miembro fundador de la Asociación de Vecinos "La Candelaria del Norte". Inicialmente actúa como colaborador; en 1999 realiza la labor de secretario hasta el año 2003. Posteriormente es nombrado presidente de la misma, cargo que lleva hasta los días de hoy. También es miembro y fundador, donde ejerce y realiza la función de Secretario de la Federación Portuense de Asociaciones de Vecinos desde comienzos en 2005, así como miembro del Centro de Desarrollo "Plan Integral del Barrio de La Vera", del Puerto de la Cruz.  

Por último realiza la función de secretario y otras labores en la Asociación Tinerfeña Peña "Mencey del Valle" del Club Deportivo Tenerife.  

Fue colaborador del Periódico "EL DÍA", en la columna de los sábados, sobre la Heráldica, con el fin de que cada persona conozca su historia y su escudo; de igual forma ha escrito artículos en dicho rotativo, secciones Balcón del Norte, Buzón Tinerfeño, LA PRENSA DE EL DIA, y otros, además del también matutino "Diario de Avisos", La Opinión, además colaboró en la Revista "Realejeros". Ha colaborado con algunas cadenas de radio sobre temas relacionados con el barrio.  

Otra de sus aficiones es ojear los archivos, libros, fotografías y la Heráldica. También colabora como Presentador de la Televisión "Mega TV- Canal 64" en varios temas como entrevistas, noticias y reportajes. Desde 2006 tiene su propio Periódico Digital que lleva por nombre "LA VERA PASO A PASO, DIARIO DEL VALLE" donde aprovecha para darle la bienvenida. A este diario de información, notas donde se hace constar aquellas informaciones, curiosidades y relatos sobre este populoso barrio enclavado en el corazón del Valle de La Orotava. Por estas páginas discurrirán el ayer y el hoy de La Vera. Sin duda, es todo un reto mantener una bitácora como ésta en la que siempre despierte el interés de los lectores en la red, por ello me permito contar con su apoyo y les invito a colaborar. Me cabe el honor de haber nacido en Los Realejos, hincar mis raíces en el Puerto de la Cruz y establecerme en el corazón del Valle. Con estas premisas presento en sociedad esta modesta contribución a difundir los valores de la  sociedad tinerfeña y realejera en particular.  

Aparte quiero agradecer enormemente a todos y a todas y cada uno/a de los colaboradores, así como a todos los Gabinetes de Prensa de cada Ayuntamiento de Taoro a Teno. Como a varios colaboradores /as, de diferentes Países. A todos mil gracias de todo corazón.  

Escribió su primer libro, bajo el título "Memorias del Pasado y Presente, Capillas, Cruces e Historia del barrio de La Vera 1999 – 2004", con referencia al Puerto de la Cruz, La Orotava y Los Realejos. El segundo libro llevó por título "Los Caseríos del Barrio de La Vera, Las Arenas 1820 – 2005, de la Villa de La Orotava". También existe un tercero "Historia de Los Nidos y la Cruz de San Luis, con su XXV Aniversario", y un cuarto con el título "Desde el Ramal hasta el Polígono San Jerónimo", los que están a punto de ver la luz, así como otros, proyectos en marcha y a punto de finalizar. Aparte de este ejemplar como bien saben que llevan por títulos Nacimiento del Apodo e Historia. Su deseo, y principal preocupación es que al llegar a sus manos este modesto libro lo sepan valorar, pues está escrito con mucho cariño y amor, de una forma sencilla, tratando así de llegar a la mayoría.  

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a cuantos de forma directa o indirecta han incidido en su contenido y disculparme, si con este trabajo pudiera ofender involuntariamente a alguien. Lo mismo, digo con estás líneas de este blog.  

PRIMER PREGÓN:

El que suscribe, José Peraza, el sábado 3 de septiembre de 2011. En XIV - Semana Cultural, y la X - Aniversario de la Ermita y la Cruz de la Candelaria del Norte, en la Asociación de Vecinos, la que lleva el mismo nombre en La Vera, del Sector orotavense.

*** *** ***

También quiero hacer constar mi más profundo agradecimiento al Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Los Realejos, a don Manuel Domínguez González, alcalde de nuestro municipio, como asimismo al concejal de Cultura don Adolfo González y Pérez Siverio y de la misma forma, a don Salvador García Llanos autor del prologo de este nuevo libro.

Agradecer profundamente la oportunidad que me ofreció mi estimado amigo Esteban Domínguez, a participar en este su quinto trabajo literario sobre nuestra entrañable villa realejera, como asimismo a todos cuantos se han unido a este proyecto, el cual dejamos en sus manos con nuestro mayor cariño y afecto para su disfrute.  

Hasta siempre, esperando que cada una de estas líneas, alimente nuestras conciencias y esperemos vernos en próximas ediciones, con el mejor afán, ya que las letras forman parte elemental de nuestra cultura y van muy unidas.

 

Gracias a todos de corazón.

ESCUDOS DE LA FAMILIA PERAZA Y ALONSO

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