Grisell Borges Arrazcaeta
Las primeras impresiones son útiles e importantes. Pero obviamente, no lo son todo.
Una rápida primera impresión puede darte una idea de lo que está sucediendo. Aún así, hay mucho más bajo la superficie.
Deja que sean tus instintos quienes te guíen, sin llegar a permitir que te dominen. Haz lo que tengas que hacer y profundiza un poco más antes de emitir ninguna opinión ni de asumir ningún compromiso.
Cuando tengas que presentarte, apunta a generar una excelente impresión. Asegúrate, sin embargo, de contar también con la esencia que respalde esa primera impresión positiva.
Quienes juzgan muy rápidamente, sin tener en cuenta todos los factores, suelen cometer enormes, e irreversibles, equivocaciones. La mayoría de las veces, un juicio apresurado genera un problema y produce enojo, alienación, frustración y arrepentimiento.
Presta atención a tu primera impresión, pero asegúrate de que ella sea el punto de partida y no una conclusión definitiva.
Habrá días tan horribles que hasta podrías arrepentirte de haber salido de la cama, y habrá días tan hermosos que desearías que nunca terminasen. Tú puedes sacar algo bueno y positivo de cada uno de ellos.
Algunas personas con las que interactúes te harán sentir, inmediatamente, como si los conocieses de toda la vida. Otros con los que puedas encontrarte te harán sentir deseos de alejarte de ellos lo más rápido que puedas.
Todo tipo de persona tiene, sin embargo, el mismo derecho a recibir de ti amabilidad, respeto y consideración, así como todos ellos tienen sus propios dones y valores para ofrecer. Recuerda esto lo más a menudo que puedas.
Habrá períodos de tiempo en los cuales sentirás que no consigues hacer nada bien, y habrá otros momentos en los que parecerá que todo lo que tocas se convierte en oro. No permitas que ninguno de ambos extremos absorba lo mejor de ti ni tampoco que comprometa tu preciosa integridad.
Pasarás por épocas de inmensa alegría y momentos de abrumadora frustración. Descubrirás lugares de extraordinaria belleza y regiones de una fealdad espeluznante.
Atravesando todo eso, recuerda que cualquier cosa con la que te puedas encontrar es virtualmente insignificante si se la compara con la posibilidad que tú tienes de decidir qué hacer con ello. Opta siempre por la mejor respuesta, no importa lo que se cruce en tu camino, y cada día estarás elevándote un poquito más alto respeto de donde estabas el día anterior.
Observa atenta y detenidamente las cosas que te frustran. En cada una de ellas descubrirás ideas reales y concretas para crecer de verdad.
La frustración se produce cuando te das cuenta, a veces dolorosamente, de que las cosas no están saliendo ni por asomo tan bien como podrían. Enfócate en ese darte cuenta y síguelo hasta su conclusión natural. Descubrirás un camino claramente definido que te llevará a mejorar.
Grandes inventos, compañías exitosas e inmensas fortunas se han forjado a través de respuestas positivas y adecuadas surgidas a partir de una frustración. Más aún, la frustración siempre ha constituido un importante catalizador para la producción de valor.
Personas frustradas por cómo son las cosas, pueden desarrollar un apetito insaciable por hacer del mundo un lugar mejor. La frustración puede hacer que te pongas a pensar y a actuar, a crear y a perseverar en pos de un objetivo concreto y positivo.
La frustración es el sentimiento de saber que podría ser mejor, y cuanto más grande sea la frustración, más concretas y emocionantes resultarán las oportunidades. Cuando estés sintiendo frustración, recuérdate a ti mismo la enorme y verdadera bendición que podría representar para guiarte en la dirección correcta.
Sabiendo sin ningún lugar a dudas que las cosas pueden estar mejor, ya habrás comenzado el proceso de mejora. Sigue adelante, siente la frustración y permítele que te de un empujón fuerte y positivo.